El Lambucio Ilustrado: agosto 2010

viernes, 13 de agosto de 2010

Reflexiones urgentes sobre la cotidianidad venezolana (II)



"La voz del intelecto es callada, pero no ceja hasta conquistar una audiencia y, en última instancia, después de interminables repudios consigue su objetivo. Es éste uno de los pocos aspectos en los que cabe cierto optimismo sobre el futuro de la humanidad”. Sigmund Freud.

“Sólo hay mundo donde hay lenguaje”. Martin Heidegger.

"Algo es bello en relación con su contexto. Roman Jakobson.

“En este mundo hay 3 clases de personas, las que saben contar y las que no”. Homero Simpson.

Como ya es bien conocido por una ingente cantidad de usuarios, Twitter encabeza los primeros lugares en la lista de redes sociales, dejando en un lastimero segundo lugar a la que fue la pionera en la revolución comunicativa 2.0. En este sentido, dejaré a un lado el humor característico (no del todo, por supuesto) para exponer algunas ideas que considero necesarias para entender esta red social, especialmente en el contexto venezolano.

Una de las cosas que llama la atención de esta red social, es el condicionamiento que posee la expresión del usuario. Esto es, el límite de extensión a 140 caracteres. Todo mensaje que se emita pasa, inexorablemente, por un cerco. Estos pocos caracteres supondrían, en primer lugar, cierta democratización en la emisión de mensajes ya que todos los usuarios por igual estarían circunscritos a dicha barrera. En segundo lugar, dejarían claro que sólo es válida la emisión de la idea principal, por lo que lo accesorio, lo prescindible, lo añadido, está al margen.

Por otro lado, evocando la cita anterior en la que Heidegger expone “sólo hay mundo donde hay lenguaje”, se evidencia entonces que, si bien en Twitter se hace uso del lenguaje a través de un código convenido (la lengua), este resultado (el mundo) no deja de estar cercado. El micromundo de Twitter, por así decirlo, limita nuestra expresión. Es interesante el hecho de que aún cuando se permite exponer lo que se desee, el mensaje emitido tendrá primero que pasar el filtro de los 140 caracteres, y en segundo lugar, y creo que es lo más doloroso, será visible sólo para quienes “sigan” al emisor. Esta ambigüedad es un reflejo del mundo democrático, en el que la apariencia permisiva lleva a creer en la generosidad del medio.

Ahora bien. Ya se sabe que este cerco va en detrimento de la autonomía estética, lo cual es entendible por las razones anteriores. Pero ¿qué pasa cuando son los mismos usuarios quienes, en su más obstinado empeño, son los que le aplican un doble cerco a lo expuesto? ¿Muestras?

http://www.vuelodigital.com/2010/03/25/las-reglas-de-twitter-lo-que-no-debes-hacer/

http://bitelia.com/2009/04/reglas-no-escritas-de-twitter

http://ht.ly/2l9wt

A estas alturas no sé si el hecho de usar 140 caracteres es para darle a los mensajes una estética de slogan, lo cual no me parecería extraño al apreciar la superficialidad que impera en el mundo de las telecomunicaciones. Cualquiera que sea el motivo, no dejo de pensar en que, aún cuando esta red social permite la intercomunicación en tiempo real, está limitada en muchísimos aspectos. Si se afirma que Twitter es democrático, pues, es necesario afirmar que esta democracia tiene más que de un límite.

El punto que más me llama la atención es el relacionado con las estructuras del poder. Quienes ejercen el poder han tomado la palestra pública de las redes sociales al comprobar la enorme capacidad comunicativa que éstas poseen. Cuando uno ve un @chavezcandanga, @barackobama, @alvarouribevel, @albertoravell, es posible apreciar cómo los distintos focos de poder (presidencial, mediático, informativo, etc.) se involucran en una dinámica expresiva que de por sí le es ajena. Por supuesto, estos entes de poder no llegan al Twitter a mostrar su talante democrático, su buena cara, su lado popular. No. Ellos vienen al Twitter a transmitir su poder, y a través de la transmisión de su poder vienen a imponer su verdad. El poder político ha penetrado todas las esferas de la comunicación y hace uso de esta herramienta para que su guerra sea nuestra “paz” del día a día, para que su confrontación no sea ajena al conocimiento del ciudadano común.

Es necesario resaltar que Twitter en sí constituye un contexto. En dicho contexto no se puede disociar lo que es individual de lo que es social. Quien lo haga, ya sea para darle una estética “cool”, incurre inmediatamente en un acto antidemocrático. Sería conveniente que muchos defensores de la normas “Twitter” leyeran a Roman Jakobson, incluso muchos defensores de los mal llamados medios de comunicación.

Mientras tanto, hay que seguir aprovechando las ventajas comunicativas de la actualidad, sin que ello implique la ausencia de críticas constructivas a la forma en que se desarrolla la interacción social virtual. En Venezuela las redes sociales juegan un papel importante en el debate de ideas. Esto es bien conocido por los políticos: de allí la necesidad de lanzar una batalla comunicacional (se incorpora el vocabulario de la guerra una vez más, ¿casualidad?).

¿Es Twitter el nuevo prototipo de comunicación del siglo XIX? ¿Cuán efectiva es la recepción de mensajes emitidos por los centros de poder? ¿Es Twitter un nuevo experimento de condicionamiento? ¿Qué se esconde detrás de los bigotes de Cantinflas?